El Día de la maceta es una acción a realizar el 22 de abril, Día de la Tierra, que consiste en que los particulares se regalen e intercambien plantas.
Poniendo plantas en las viviendas y lugares de trabajo, los particulares mejoran las condiciones de vida del planeta Tierra. Las plantas, al respirar, absorben dióxido de carbono, causante principal del efecto invernadero y del cambio climático, y emiten oxígeno. La maceta es el recipiente donde se suelen cuidar las plantas en el entorno urbano. El Día de la maceta es una muestra del poder de convocatoria de internet. Una propuesta, que sólo habría tenido repercusión en un ámbito local, sin ayuda de ninguna institución pero gracias a la acogida favorable de los internautas, ha cruzado fronteras.
El Día de la maceta es una propuesta que parte de un amplio grupo de profesores del Instituto Cerro de los Infantes (Pinos Puente, Granada, España) implicados en la defensa del medioambiente.
La idea surgió en abril del año 2007 cuando uno de los profesores del instituto paseaba con su hija por la bella ciudad de Granada. Se dieron cuenta de que sólo en unas pocas terrazas de los edificios había plantas e imaginaron que eran pequeñas y heroicas islas verdes en medio del desierto de asfalto, cemento y humo en que se han convertido las ciudades.
Pensaron que sería interesante que, lo mismo que existe el Día del árbol, hubiera el Día de la maceta. Fue entonces cuando la hija del profesor le dijo a su padre: "Papi, tu flotas", porque éste se había tomado en serio la idea y había decidido comentárselo a su mujer y a sus compañeros del instituto. Pero en el instituto varios profesores vieron que la idea tenía posibilidades y se decidió llevar a cabo una semana temática en torno al Día de la maceta y a otras iniciativas ecológicas, así como crear una página web en la que compartir esta y otras propuestas ecológicas.
El Día de la maceta parte de la convicción de que los individuos con pequeñas decisiones en su esfera privada pueden lograr grandes cambios.
Algunos beneficios de las plantas en las viviendas y lugares de trabajo son:
- Poseen un gran valor educativo:
Las plantas no son el típico objeto de consumo que se usa y se tira rápidamente. Antes de regalar una planta es importante asegurarse de si la persona que la va a recibir asumirá la responsabilidad de cuidarla. Aunque requieren poca atención, las plantas son seres vivos y su mantenimiento precisa constancia. Justamente por ello, sirven para concienciar sobre el medio ambiente y son un medio educativo de primer orden.
- Oxigenan, filtran y purifican el aire:
En lugares cerrados donde no se abren las ventanas, el que haya varias plantas resulta muy práctico porque consumen el dióxido de carbono (al respirar los mismos seres humanos lo emiten) y lo transforman en oxígeno limpio. También absorben la contaminación que originan el tabaco y la cocina, y captan los gases de los aerosoles y limpiadores domésticos.
- Regulan la humedad del ambiente:
Las plantas, al evaporarse su agua de forma constante, producen humedad. Esta humedad evita los problemas que crean los ambientes secos como la sequedad de las mucosas, la tos y la irritación de la piel. Otro efecto beneficioso de las plantas es que aminoran la polución y reducen la presencia de esporas y bacterias que contiene el aire normalmente gracias a que emiten ciertas sustancias fitoquímicas.
- Proporcionan bienestar psicológico:
La costumbre de regalar flores y plantas a los enfermos tiene un trasfondo de sabiduría popular que responde a una realidad verificable: el estado de ánimo de los enfermos mejora si tienen plantas a su alrededor, lo cual, a su vez, influye en su mejoría física.
Parece ser que en los lugares de trabajo, la sola presencia de las plantas atenúa el estrés, lo cual redunda en una mayor concentración y un mayor rendimiento laboral. Es un hecho que los colores suaves y las fragancias naturales producen un efecto relajante. Esta influencia sirve de base a algunas medicinas alternativas como la aromaterapia y la cromoterapia. En el feng shui, un método chino para armonizar las energías positivas que se aplica en la decoración y la distribución de espacios, las plantas desempeñan un papel decisivo.
- Permiten un saludable autoconsumo:
Si se dispone de poco espacio en la vivienda, en una ventana o en la misma cocina, se puede tener una maceta con algunas plantas aromáticas fáciles de mantener. Condimentos como el perejil, la albahaca, el orégano, el romero saben mejor recién cortados. Un buen té con unas hojas de menta obtenidas de una maceta resulta insuperable.
El huerto urbano es una modalidad de autoconsumo que se practica cada vez más. El objetivo no es llegar a la autosuficiencia dado que las cosechas son pequeñas. Se trata de darse la satisfacción de saborear productos frescos a los que se ha visto crecer día a día.
- Recuperan una tradición milenaria:
La historia de las macetas se remonta a las primeras civilizaciones. Hay pruebas de su existencia en la antigua civilizaciones egipcia y en China con la modalidad del bonsái. En la capital del imperio romano la pasión por las macetas llegó al paroxismo. Las insulae, edificios típicos de Roma de los que había 47.000, tenían seis pisos y todos sus patios, balcones, ventanas y terrazas estaban repletos de macetas. En el siglo XIX proliferaron los invernaderos en las mansiones y la afición a las plantas de interior cobró un gran auge en todas las clases sociales.
- Mejoran y humanizan la vida urbana:
Uno de los motivos por los que las ciudades agobian a sus habitantes es la falta de plantas. Es algo de lo que se ha tomado conciencia la disciplina llamada ecología urbana y el movimiento slow, una corriente ciudadana que defiende la lentitud y vivir de acuerdo con los ciclos de las estaciones como una manera de llevar una existencia mejor y más sabia. Por esta razón, el movimiento slow recomienda que se emplee el tiempo en aficiones que impliquen el detenimiento y el sosiego como la lectura o la pintura y, por supuesto, la jardinería.
Las plantas en los espacios urbanos, en las viviendas y en los lugares de trabajo conectan a las personas con los ritmos de la Naturaleza. Espacios urbanos en principio poco interesantes, con plantas y árboles se prestan al paseo tranquilo y se nos antojan amistosos.
Las plantas crearon las condiciones para que los seres humanos existieran. Nosotros las hemos echado de nuestra presencia convirtiendo las ciudades en islas de cemento y asfalto. Quizá sea hora de volver a traerlas a nuestro lado con el fin de que nos acerquen al milagro cotidiano de la vida.
Fuente: Wikipedia